Algo tan fácil de perder y tan difícil de encontrar… ¡la PACIENCIA!
En la actualidad, la odontología se ha centrado en ser rápida y expedita, acelerando así la mayoría de sus procesos para disminuir los tiempos operatorios. Las nuevas generaciones de profesionales y pacientes desean o esperan resultados inmediatos, siendo impacientes y poco tolerantes a los obstáculos. También existen otros factores que pueden impactar negativamente en el desarrollo y la aplicación de una cultura de PACIENCIA en el ambiente odontológico, como: las características propias de la profesión, los tipos de personalidades, las idiosincrasias, determinadas circunstancias, entre otros.
La palabra paciencia proviene del latín pati, que significa sufrir, y se define como la capacidad que posee una persona para tolerar y atravesar una determinada situación sin experimentar nerviosismo, ni perder la calma o compostura. De esta forma, el desarrollo de la “paciencia” resulta indispensable para sobrellevar ciertas situaciones, siendo una actitud de atención y aguante necesaria ante las cosas que nos interesan y que nuestro descontrol podría dañar o complicar. Por lo tanto, un profesional paciente no se alterará fácilmente y podrá comprender y soportar los contratiempos o las advertencias con fortaleza y sin lamentos, aprendiendo a actuar acorde a cada circunstancia, moderando sus palabras y conducta.
¿Por qué es importante la paciencia?
La paciencia es importante porque permite entender mejor una situación para obtener un mayor nivel de comprensión y una evaluación precisa con más conocimiento, lo que reduce los arrepentimientos y las decisiones precipitadas.
Así mismo, la paciencia es el arma o herramienta básica para manejar las circunstancias que se presentan en la vida (personal-laboral) con calma y tranquilidad, reconociendo que manejas tus propias emociones y reconoces la de los demás.
¿Qué hago? ¿Cómo la cultivo?
Desarrollar la paciencia o “saber esperar serenamente”, se ha convertido en un reto extraordinario para perseverar y conseguir aquello que deseamos y tolerar lo que nos incomoda o molesta.
Por lo tanto, resulta pertinente cultivarla y potenciarla a través de estos 5 pasos:
- No juzgar, ni criticar.
- Tomar distancia del conflicto, reconociendo que no tenemos el control de todo.
- Reconocer los aportes de los demás.
- Reducir las revoluciones o la velocidad de respuesta (inmediatez).
- Respirar, respirar y nuevamente respirar… acción fundamental para desarrollar la paciencia.
Reflexionando…
Cultivar la paciencia es respetar y aceptar que las cosas pueden pasar a un ritmo y de una manera diferente a la deseada. La armonía y el bienestar, depende en gran medida de aceptar que todas las cosas tienen un debido proceso con posibles reveces. Que los pacientes, los colegas, los tratamientos complicados, la pandemia (Covid-19), los recursos económicos o la rutina NO te roben la paciencia… ¿Y tú? ¿Tienes paciencia?!
“Quien tiene paciencia, obtendrá lo que desea”.
Benjamín Franklin
“La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces”.
Proverbio Persa